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Itsuka Tenma no Kuro USagi Volumen 1 - Capítulo 4

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Capítulo 4

La bruja carmesí

 

 

 

Varias horas antes, minutos antes de que Kurogane Saito fuera golpeado por el camión, había un mundo dominado por el dolor y la desesperación, un mundo donde no había nada, ni luz, ni sonido, ni sueños, ni esperanza, ni felicidad, ni siquiera tristeza, era un mundo que lo había perdido todo, en ese lugar en donde no había nada Saitohimea había sido aprisionada.

—…

Su pequeño cuerpo era igual que el de hace nueve años cuando fue encerrada, el de una niña, aunque estuviera en un mundo en el que no había nada de luz, era una chica increíblemente hermosa, pero su belleza solo era de apariencia, esa belleza no tenía alma, era una chica como si fuera solo un cascaron, aquello no tenía ningún sentido.

— …

Tenía ambas manos y piernas amarradas, conectada al suelo, a pesar de que su sangre ya no estaba cayendo, el dolor siempre era el mismo que en el momento en que la apuñalaron y continuaba sufriendo, era esa clase de maldición, por eso es que normalmente estaría gritando que la asesinaran por el dolor que le recorrida por las manos, las piernas y por todo su cuerpo. Ese era el castigo que le había otorgado “la iglesia”.

Pasaron nueve años de eso, durante esos nueve años el dolor siempre estaba dentro de su cuerpo, gritaba, gritaba y gritaba era un dolor insoportable.

—…

Pero aun así ella ya no decía nada, solo se quedaba viendo al vacío, solo se quedaba esperando con la mirada fija, era como si estuviera esperando a que algo viniera, solamente se le quedaba viendo fijamente a la oscuridad.

Por supuesto, al principio gritó, era demasiada la desesperación, era demasiada la soledad, al principio gritaba sin parar.

Sálvenme.

Que alguien me salve.

Me siento sola.

La chica gritaba que se sentía sola en medio de la soledad, pero su voz no se escuchaba, en ese mundo no había ningún sonido, no había ninguna luz, no había ninguna esperanza por lo que sus gritos no llegaba a ninguna parte, nadie la escuchaba.

—…

Por eso es que la chica dejó de intentar hablar, y solo continuó observando la oscuridad. 9 años, 3,285 días, 758,840 horas.

—…

Mucho tiempo, era cruelmente largo.

— …

De vez en cuando la chica pensaba que en verdad se volvería loca, sufría, era asfixiante, llegó a pensar que llegaría a fundirse con la oscuridad de ese modo, aunque supiera que era algo inútil, la chica intentó abrir la boca, todo para corroborar que seguía siendo su boca, para saber que no estaba loca, para saber que seguía viviendo, la chica abrió la boca para corroborar que aún se encontraba dentro de la oscuridad.

—…

Taito

Gritó su nombre, por supuesto, el sonido no salía, aunque intentara susurrar su nombre, no podía escuchar palabras, pero, aun así.

—…

Al decir su nombre el dolor se tranquilizaba solo  un poco, la chica sonrió y volvió a decir su nombre.

Taito.

Lo llamó por su nombre, y entonces susurró .

¿Aún no?

El sonido no se escuchaba pero ella continuaba sola susurrando.

¿Aún no?

—...

¿Aún no vienes por mí?

¿Tardarás un poco más?

Me siento sola.

Duele.

En verdad duele Taito.

En verdad esta oscuro, está bastante oscuro, me siento sola.

Me duelen las manos y los pies.

Tampoco veo nada de luz

Aunque llore, no estás aquí para secar mis lágrimas como en aquella ocasión.

Por eso creo que todos los días estoy por rendirme.

Pero, aun así…

—…

Cada vez que estaba por rendirse la chica llamaba su nombre, ella, quien siempre había estado sola desde que nació, solo con decir su nombre recordaba su rostro, debido a que nació con un gran poder había sido utilizada una y otra y otra vez, ya estaba desesperada, a pesar de que su silueta ya había desaparecido, a pesar de que se habían puesto una maldición a ella misma para nadie pudiera verla de algún modo Taito la vio, se llevaron bien, se convirtió en su amigo, recordó las palabras que le había dicho, siempre recordaba su gentil rostro cuando lo decía.

— Es divertido estar contigo Himea.

A pesar de que no le había dado ningún poder, a pesar de que no le había dado ninguna habilidad, a pesar de que no me había utilizado ni una sola vez… aun así me necesitaba, aun así le sonreía gentilmente.

— En verdad es divertido estar contigo Himea.

Me dijo aquello, me la hizo tan feliz como para que todo mi cuerpo temblara, es que, era la primera vez que me decían eso, desde que nací, siempre, siempre todos deseaban solo mi poder, solo querían el poder dentro de mí, solo pensaban en utilizarme, pero Taito, solo él no me pidió nada.

— Es divertido estar contigo Himea.

Me dijo eso, y yo también me divertí, cuando estaba con Taito en verdad era feliz, solo con estar con él mi cuerpo temblaba, todo se volvía inútil, a punto de querer llorar.

La chica deseaba poder comunicárselo aún más.

—…

Eso era lo que pensaba en este lugar en el que no había nada más que soledad.

—…

Por eso es que ella escondió todo su poder dentro de Taito, para que nadie más que Taito pudiera hacer uso de su poder, solo para él, para que solo él y nadie más pudiera usar su fuerza.

“Mi fuerza, decidí que sería solo para el”

—…

Así que lo prometió, le entregó el poder de la inmortalidad como un “sacrificio” además, escondió todo su poder dentro de él. Un poder escondido y cubierto por complejos conjuros. Y puso condiciones para que el poder regresara.

1.- Cuando Taito muera y recupere el poder de la inmortalidad.

2.- Cuando me recuerde, cuando recuerde todo lo que pasamos juntos, y piense “quiero salvarla, no importa donde esté, tengo que salvarla”

Cuando esas dos condiciones se cumplan el poder de la chica regresaría, una vez impuestas esas condiciones, ni siquiera ella podría hacer nada para cambiarlo, así de fuertes eran los conjuros, así de fuerte estaba escondido dentro de Taito. Para que nadie pudiera descubrir la ubicación de los poderes de Himea, para que “la iglesia” no pudiera descubrir la ubicación de sus poderes. Para que Balhskra no pudiera descubrir la ubicación de sus poderes, Para que nadie más pudiera hacerlo. Para que nadie que quiera usar sus poderes pudiera encontrarlos, por ello puso las condiciones y escondió su poder en Taito.

—…

Pero de vez en cuando pensaba, de vez en cuando nacía una gran inseguridad dentro de su pecho.

—…

Si Taito se olvida de mí, si nunca piensa que quiere salvarme ¿Qué haré? Si Taito ya es feliz con alguien más… si ya no piensa en querer verme, en querer salvarme, ¿Qué hare?

Solo podía pensar en eso.

—…

Pero aun así no estaría mal.

—…

Aun así pensaba que estaría bien, si Taito era feliz con eso sería suficiente, No había nada que hacerle, ya había pasado demasiado tiempo, una eternidad, con tanto tiempo las condiciones cambian, el mundo cambia, el corazón de las personas cambia.

—…

Incluso puede que el corazón de Taito cambie, no había nada que hacer con eso, ella pensaba que era inevitable.

—…

La única que no cambiaría seria ella, solo ella en medio de la oscuridad llorando y gritando como tonta, seria dejada por el mundo, llorando como una tonta, eso era tan desesperante que la chica terminó riendo, no había nada que hacerle y de nuevo susurró, si Taito era feliz, si ahora es feliz, no le importaría que la olvidara, eso se susurraba.

Pero,…

Pero después de todo aunque sea un poco…

—…

Después de todo no quiero que sea así.

No, no, no quería continuar eternamente sola, era doloroso, después de todo no quería ser olvidada, no quería que se olvidara de ella.

No quiero que se valide de mí.

No quiero que se olvide de mí.

Nee, Taito, por favor, no me olvides.

La chica gritaba desesperadamente, pero después de todo su voz no llegaba a nadie, el mundo era gobernado por la oscuridad, el mundo era gobernado por la desesperanza, por eso Himea tenía ganas de llorar dentro de la desesperación, dentro de la oscuridad eterna, dentro del silencio.

La chica solo pasaba el tiempo son sentido, en soledad…

Pero en ese m omento.

—…

De pronto sintió que algo extraño ocurrió, se dio cuenta de que algo había cambiado dentro de ella, entonces abrió los ojos grandes, pero lo que veía era solo la oscuridad, era evidente, no había nada de luz en este lugar, pero aun así ella estaba presente, sintió que no era solo oscuridad, sintió que no todo era desesperación como hasta ahora. No… eso que sentía eran sus poderes.

—…

De pronto había recuperado sus poderes, pudo sentir que la oscuridad no continuaba tan lejos, no era algo que no pudiera cortar, así que ella lo cortó, abrió la boca y dijo…

— Desaparece.

Su voz resonó en un mundo en el que se suponía que no había sonido, pero la voz de ella se escuchó, en ese instante la oscuridad se rasgó, en el interior de ella una luz comenzó a brillar, el mundo recuperó su luz, y por primera vez se dio cuenta del lugar en el que se encontraban, era una prisión pequeña, el techo, el suelo, las paredes, todo era de color blanco, pero al ver esa blancura… ya no era oscuridad, no era negro, vio el color blanco y estuvo a punto de llorar, a punto de gritar, pero no levantó la voz, la resistencia de sus manos de sus pies… era débil, se había quitado ya la maldición que le habían puesto y entonces se puso de pie.

— Ah…

Susurró, cuando escuchó su propia voz le dieron ganas de llorar, su voz se podía escuchar, podía ver la luz, y pudo sentir su poder regresando, y eso era porque…

—… Taito… Taito quiere salvarme…

Susurró eso, y de nuevo le dieron ganas de llorar, mejor dicho, lloró, las lágrimas por fin desbordaron, pero aun así la chica estaba sonriendo de felicidad, después de eso pensó.

Promesa esa promesa, es cierto, lo prometimos, nos veremos allí, si llegáramos a separamos prometimos que nos volveríamos a reencontrar en ese lugar.

Ya estaba preparada para eso, abriría una ruptura que conectara con aquel lugar, a aquel lugar prometido, al lugar de la promesa con Taito.

— Tengo que irme.

Tras decir eso la chica levantó una mano para romper la dimensión de ese mundo.

—…

Pero se detuvo y entonces…

— Espera… ¿Cómo me veo ahora?

Susurró. Un espejo nació de su mano y se vio reflejada a sí misma, su ropa, cuando menos tenía ropa, pero era como la de una persona enferma, blanca, una ropa hecha pedazos, pero el problema era la misma apariencia de ella que vestía esa ropa. Su cuerpo aún era infantil, a pesar de que hubieran pasado nueve años seguía como una niña, al verse así inclinó un poco la cabeza.

—… Este, si mal no recuerdo… ¿Cuando me encontré por primera vez con Taito me veía de seis años? Y como han pasado nueve años… si, por ahora tengo que cambiar para combinar con eso.

Tras decirlo, la chica comenzó a recitar varios encantamientos, y de pronto su estatura comenzó a aumentar. Durante estos nueve años el tiempo se había detenido ante la resistencia de las maldiciones, así que iba regresando a la normalidad.

Y entonces, la apariencia de la chica seria alrededor de alguien de 15 años, era delgada, un cuerpo con una buena figura, piernas largas, como no sabía que tan alto se había vuelto Taito, por ahora intentó no ser alta, pero tampoco demasiado baja. Su cabello era lavanda suave y largo hasta su espalda, largas pestañas, se veía más adulta que antes, y volvió a verse en el espejo con sus ojos carmesí.

—… Umm, ¿Taito me dirá que me veo linda? Mejor dicho, si no me dice que me veo linda lo mataré.

La chica rio mientras decía eso, después chasqueó los dedos y apareció ropa que se pegó a su cuerpo, era un vestido blanco de una pieza, ¿Qué ropa estaría de moda ahora en el mundo? No sabía cuáles eran los gustos de Taito así que por ahora decidió ir con algo con poca dificultad.

Y entonces de nuevo la chica levantó la mano con sus largos y delgados dedos, en esta ocasión cortó la odiosa prisión.

Entonces se dirigió a ver a Taito.

A ver a Taito…

— Uuu… estoy un poco nerviosa.

Mientras susurraba aquello, abrió una grieta a otra dimensión desde la prisión de “la iglesia” en ese instante, apareció un pequeño punto negro en la pared blanca frente a sus ojos.

— ¿Nn?

Susurró, y entonces se le quedó viendo a ese pequeño punto con sus ojos escarlata, a pesar de que era una pequeña araña, en verdad era una pequeña, pequeña araña, era tan pequeña que con un soplido podría salir volando, pero eso…

—…

Eso hizo que la chica se pusiera nerviosa, esta era una prisión, no debería permitir la existencia de nadie más que la chica, no había comida, no había agua, un espacio en el que se suponía que no era más que oscuridad, por lo que no había manera de que algo además de la chica pudiera vivir, pudiera existir, sin embargo la araña comenzó a hablar.

—…. Ah, después de todo escondías tu poder en alguna parte.

Era una voz que recordaba haber escuchado, era la peor de las voces, hace nueve años atacó a Himea y a Saito, asesinó a Saito una y otra y otra vez, al final se llevó a Himea, repitiendo experimentos con ella, era la voz de un adorador del dios demonio.

—… Hi, Hinata…

La chica susurró y la araña respondió.

— Parece que estuve en lo correcto pegarte un monstruo de vigilancia, nueve años, si, fue realmente un tiempo muy largo, pero, parece que le quedó algo de poder, abriré un “camino” hacia allá, espera un po…

Pero no lo escuchó hasta el final y la chica extendió la mano.

— ¡Desaparece!

Gritó y activó su poder, al hacerlo una onda de choque creció desde su mano y le dio a la araña, pero esta no se movió ni un poco.

— Jajaja, deja de hacer cosas inútiles, ¿Ya te diste cuenta de la diferencia entre nuestros poderes cuando peleamos verdad? Además de eso han pasado nueve años, no puedes hacer nada, ni siquiera hay necesidad de hablar de la diferencia entre nuestros poderes, vamos, ríndete de una vez, solo espera, de inmediato est…

Pero la pared en blanca en la que estaba la araña comenzó a deformarse, y de nuevo se escuchó la voz.

— Estaré allí de inmediato.

La expresión de Himea cambió a ser de miedo, dio un paso atrás como si estuviera temblando.

— Que, ¿Qué hago?

Susurró.

— Por fin, creí que por fin podría volver a ver a Taito…

Susurró.

— A, además, ¿Por qué demonios tengo que ver a ese tipo aun antes que a Taito…?

Comenzó a gritar molesta y movió la mano.

— ¡Corta!

Mostró su poder y abrió un gran agujero en el muro contrario por el que amenazaba por aparecer Hinata, tras atravesarlo y subir por los escombros negros se topó con un pasillo que parecía infinito. Himea se dio la vuelta y extendió la mano en dirección a la prisión en la que se encontraba antes.

— Bestia que habita en el plano magnético, responde a mi pacto, ¡Ven a mi lado!

La chica llamo a una bestia que podía manejar con facilidad, y en ese instante comenzó a nacer una bestia con un cuerpo que parecía pegajoso.

— ¡Grrrraaaaaaaaaaaaa!

La bestia comenzó a rugir de esa manera, y después de confirmarlo la chica alejo la mano de la prisión, el agujero comenzó a cerrarse, al hacerlo.

— ¿Grra?

El monstruo dejo salir una voz sorprendido.

— Me están persiguiendo, ¿Podrías comerte al enemigo? Greel.

Himea dijo eso y el mostro pegajoso movió la cabeza que estaba en un lugar irreconocible.

— ¡Graaaaa!

Posiblemente ha de estar asintiendo, y ella asintió de regreso, cerrando la abertura, Después de eso la chica comenzó a correr por el pasillo infinito.

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Después de avanzar por un tiempo, abrió un agujero a otra dimensión, no sabía a donde dirigía ese agujero, aquí no era “una región sagrada” por lo que no podía elegir libremente la dimensión que atravesaría, el único lugar al que podía elegir la dimensión a la que cruzar era ese lugar “Ancla” en la situación en la que estaba, Himea al ser perseguida no podía ir al lugar de reunión con Taito. Si Taito volvía a ponerse de pie frente a Hinata, cabía la posibilidad de que en esta ocasión si lo asesinara, pero por ahora corrió, corrió mientras se preparaba para moverse de dimensión en dimensión

Por supuesto, abrir una abertura mientras se movía era demasiado peligroso, en el otro lado podría haber un lugar sin suelo, un lugar sin salida, puede que en el momento en que abriera una dimensión en la que hubiera una maldición la matara de inmediato, había toda clase de posibilidades, pero, pero aun  así…

—…

No tenía tiempo para dudar, tenía que quitarse a ese tipo de encima, algún lugar lejano, tenía que irse a un lugar en donde el no estuviera, por eso es que la chica corrió desesperadamente, y entonces se dio ligeramente la vuelta, el espacio en el que la chica había dejado a su sirviente Greel ya había comenzado a distorsionarse, a pesar de que Greel no era un sirviente débil, aun así Hinata lo estaba superando.

La chica frunció las cejas.

— Tengo que huir aunque sea un poco más rápido…

Tras decirlo movió la mano y volvió a abrir otro agujero dimensional, y la hacerlo allí se expandía un mundo de un desierto completamente rojo, del color de la sangre. Pero en esta ocasión era espacioso, no era como el pasillo o la prisión, era como si el mundo en verdad se extendiera frente a ella.

— Es… ¿es más fácil huir en un lugar más grande verdad?...

Se dijo eso y después entró en el agujero. Cuando de pronto en el otro lado del desierto color sangre, pudo ver como el espacio se distorsionaba abriéndose una abertura entre dimensiones, del otro lado.

—…

Apareció una chica de cola de caballo, y entonces vio que allí se encontraba él. Un hombre que leía un libro mientras bebía té rojo, se veía diferente a antes, de inmediato lo supo, cabellos negros, ojos afilados, un uniforme bien puesto.

—…

Era Hinata, ya no tenía la apariencia de un niño, solo de verlo una vez comprendió que se trataba de él, y entonces Hinata levantó la mirada y la observó, parecía tranquilo, lo veía con sus ojos negros, Dentro de esos ojos había un poco más de… ¿humanidad? Le daba la sensación de que tenía más sentimientos, pero por su rostro no había ninguna duda, se trataba de él, de ese adorador del dios demonio, Después de eso vio a un lado de Hinata a una chica.

—… Bien, el camino está abierto, vamos Mirai.

Se puso de pie, Himea levantó la mano.

— Ah, aquí también, Bestia que habita en el plano magnético, responde a mi pacto, ¡ven a mi lado!

Llamo a un Greel más.

— ¡¡Graaaaaaaaa!!

Comenzó a rugir y la bestia pegajosa se dio vuelta hacia ella sobre el rojo desierto.

— ¡Grraa?

Siguió las indicaciones de Himea cuando ella apuntó en dirección a la abertura.

— ¡Derrótalos!

— Graaaa!

Y entonces el Greel saltó, dirigiéndose a la abertura que Hinata había abierto, y entonces la chica de cola de caballo.

— ¡Waaaa! ¡Esto es malo! ¡Viene un monstruo!

Tras decirlo intentó cerrar rápidamente la abertura, pero el Greel entró a la fuerza abriéndola. Al ver eso…

— E, ¡esfuérzate Greel!

Después de corroborarlo, Himea cerró la abertura que daba al desierto color sangre. Después de eso dejó salir un suspiro, Tal parece que Hinata no podía derrotar tan fácilmente Greel de lo contrario se hubieran apresurado tanto a intentar cerrar la abertura, puede que haya conseguido algo de tiempo.

—…

Pero en ese momento, a sus espaldas desde la abertura por la que acababa de llegar del calabozo se escuchó un estruendo de algo abriéndose. Himea se dio la vuelta, allí estaba la pata de una araña enorme que se aproximaba a ella, y sobre la araña…

—…

Pudo verlo, allí estaba ese hombre, era un hombre idéntico al hombre que estaba bebiendo té por la abertura que se había abierto en el desierto.

Cabellos negros, ojos afilados.

Tenía un rostro idéntico, era exactamente igual a aquel hombre que vestía uniforme, pero, sus ojos eran diferentes, la luz que albergaban parecían ser de una raza diferente, no habían emociones, era como si desbordaran locura, un color negro profundo, era el color de los ojos de ese niño que atacó a Himea y a Taito. En comparación con él, el hombre de antes tenía una mirada gentil, el hombre con ojos fríos comenzó a hablar con un tono de voz alegre, como si fuese divertido, a pesar de que parecía divertirse era algo cruel.

—… ¿Te  había dicho que no huyeras verdad?

Fue lo que Himea dijo. Pero ella no respondió, continuó en silencio, la grieta dimensional que acababa de cerrar se había vuelto a abrir, y al hacerlo Hinata.

— No importa a donde huyas…

Pero ella comenzó a huir sin esperar a que terminara de hablar, huyó al mundo del desierto rojo como la sangre. Y entonces comenzó a pensar mientras huía, pensó mientras estaba a punto de llorar, antes, antes también fue igual, Huía de Hinata, pensaba en ir a ver a Taito, pero, su cuerpo estaba demasiado herido, y unos tipos extraños la atraparon, y entonces regresó a los días en que era usada una y otra vez, la usaban, experimentaban con ella y al final la desechaban, después fue vendida a “la iglesia” y encarcelada. Entonces pasaron nueve años, durante esos nueve años siempre quiso ver a Taito, siempre, siempre continuó deseando verlo pero no podía hacerlo... y ahora las cosas se repetían, antes de que pueda ir a verlo, antes de que lo viera…

—… Puede que muera.

Susurró aquello mientras parecía querer llorar, pero Himea continuó corriendo. Continuó corriendo sobre el desierto de sangre, corrió desesperadamente, ese no era el lugar que le había prometido, ese no era aquel parque de la promesa en el que ambos solían jugar.

Pero…

—…

Pero aun así, ella…

 

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